La comida francesa es conocida en todo el mundo por su elegancia y sutileza. Sus recetas se basan en combinaciones simples de ingredientes ricos y naturales que se unen para crear platos de renombre internacional. De hecho, la gastronomía francesa se aprecia tanto en todo el mundo que en 2010 la Unesco la añadió a su lista de Patrimonio Cultural Inmaterial.
Aunque son muchos los que conocen la cocina francesa por su buen vino y queso, encontrarás una amplia y variada selección de platos típicos. Para ayudarte a elegir los mejores platos de la carta, hemos preparado una lista con aquellos que no puedes perderte durante tu visita al país. Bon Appetit!
Ratatouille
Este es uno de los platos franceses más conocidos, quizá gracias a la película de dibujos animados que lleva su nombre. Es una especie de versión francesa del pisto, aunque bastante diferente. Lleva verduras variadas que se cocinan un poco y luego se colocan en capas en una cacerola antes de ser horneadas.
Los chefs franceses han estado debatiendo si las verduras tienen que cocinarse antes o no. No obstante, sea cual sea la elección, el resultado es un plato sabroso y saludable que puede servirse como acompañamiento, aperitivo o plato principal. Unos buenos acompañantes son el vino tinto y el pan crujiente.
Sopa de cebolla
Es una sopa francesa tradicional que se prepara con cebollas y caldo de carne, y que normalmente se sirve con picatostes y queso derretido por encima. Desde los tiempos de los romanos, este era un plato campesino, aunque la versión actual data del siglo XVIII.
El sabor único de la sopa proviene de la caramelización de las cebollas, a las que a menudo se les añade brandy o jerez durante el proceso de cocción lenta.
Soupe de poisson à la rouille (sopa de pescado)
En su origen fue un plato muy extendido entre los pescadores. La soupe de poisson es originaria de la región provenzal de Marsella, y se puede encontrar a lo largo de toda la costa mediterránea francesa.
Es una sopa francesa clásica que se prepara con pescado blanco que se cocina en un sabroso caldo que lleva tomates, aceite de oliva, ajo, azafrán y hierbas variadas.
Después, se cuela y se sirve con rouille, una salsa provenzal clásica que suele incorporar pan, ajo, especias, yemas de huevo y aceite de oliva. Algunas versiones también pueden incluir hígado de rape, tomates o patatas.
A menudo se disfruta como entrante y se sirve caliente con picatostes crujientes y queso gruyer.
Confit de pato
Este plato típico de la cocina francesa está hecho con carne de pato que se asa a fuego lento para que se cocine en su propio jugo. La carne se condimenta con sal, pimienta, hierbas frescas, tomillo, ajo, chalotas y laurel.
El nombre confit proviene del participio pasado del verbo francés confire, que significa conservar. Tradicionalmente, el confit de pato se cocinaba en una olla de cobre sobre el fuego durante 24 horas para que la grasa se desprendiera y cubriese la carne.
Después de la cocción, mientras aún estaba caliente, la carne y la grasa se vertían en frascos y se sellaban herméticamente para su conservación.
Gallo al vino
Este es uno los platos estrella del país. Se trata de un clásico guiso campesino que proviene de la región francesa de Borgoña. Sus dos ingredientes principales son el gallo y el vino, en este caso un vino tinto rústico.
El gallo se corta en partes y se combina con cebollas, zanahorias, ajo, tomillo, laurel, perejil, champiñones, sal, pimienta y vino tinto. Los ingredientes se cocinan a fuego lento hasta que la carne se ablanda.
Cassoulet
Este no es, que digamos, uno de los platos más ligeros que se pueden probar en Francia. Es originario de las regiones de Languedoc y Mediodía-Pirineos, y está compuesto de alubias blancas y distintas partes de carne de animal.
El plato se cocina durante horas en una cazuela de terracota a baja temperatura hasta que la carne y las alubias están lo suficientemente tiernas como para derretirse en la boca.
Este plato básico de la comida francesa se disfruta mejor en los fríos días de invierno. Las familias rurales lo han disfrutado durante siglos, y los franceses continúan cocinándolo en reuniones familiares.
Quiche
Esta popular tarta francesa se compone de una masa rellena de huevos, nata y cualquier ingrediente que se desee: desde tocino, queso y puerro hasta champiñones y mariscos.
Se puede servir caliente o fría, y tradicionalmente se corta en rodajas. Hoy en día existen numerosas variedades de quiche. Las más populares son la quiche lorraine, la quiche florentina y la quiche provençale.
La cocina francesa tiene una gran reputación a nivel mundial, y no es para menos. Estos son algunos de los platos que no puedes dejar de probar si visitas el país.