Ernest Hemingway, autor de obras de gran prestigio como El viejo y el mar, se enamoró de la cultura y la belleza natural de Cuba, donde vivió durante más de 20 años. Así, la ruta de Hemingway en el país caribeño se ha convertido en una de las grandes atracciones turísticas del lugar.
En Travel Plannet, te contamos cuáles son los lugares que marcaron la existencia del maravilloso escritor en la isla: dónde escribía, dónde se inspiró y cuáles eran sus sitios preferidos para encontrarse con amigos y relajarse.
La ruta de Hemingway en Cuba
Los historiadores no han logrado ponerse de acuerdo sobre el momento de la llegada de Hemingway a Cuba. Mientras algunos sostienen que arribó junto a su segunda esposa, Pauline Pfeiffer, en 1928, otros consideran que su llegada no se produjo hasta un año más tarde y siguiendo la pista de una mujer que le volvía loco.
De cualquier manera, el autor dejó una importante huella en la cultura de la isla. Sin ir más lejos, en La Habana es habitual encontrar lugares asociados a su persona.
Hotel Ambos Mundos
Hemingway se hospedó en el Hotel Ambos Mundos a su llegada a la isla y durante 7 años, justamente hasta que compró la Finca Vigía. Específicamente, vivía en la habitación 511, donde, supuestamente, escribió Por quién doblan las campanas. Hoy en día, dicha habitación puede visitarse.
Bar Floridita
Este simpático bar, ubicado cerca del Parque Central, era uno de los refugios nocturnos del novelista, así como de otras figuras famosas de la época como Marlene Dietrich y Gary Cooper.
Tan asiduo era al escritor que los dueños crearon el cóctel Hemingway Special o Papa Doble, en alusión al sobrenombre afectuoso que se ganó el autor en la isla: Papa.
El mismo es una variación del clásico daiquiri. Seprepara sin incorporar azúcar, con una base doble de ron blanco al que se le agregan hierbabuena y limón.
Actualmente, este sitio bohemio y elegante alberga una escultura de Hemingway y, curiosamente, delante de ella siempre hay un trago de Papa Doble. No puedes dejar de tomar una foto de este característico homenaje.
Finca Vigía, ineludible en la ruta Hemingway en Cuba
En 1939, Martha Gellhorn, la tercera esposa del escritor, alquiló Finca Vigía, una mansión campestre que más tarde se transformaría en la residencia formal de la familia y, posteriormente, sería reconvertida en museo.
El actual Museo Ernest Hemingway conserva todos los objetos. Una curiosidad: a pesar de que su mujer hizo construir una torre para que escribiese con tranquilidad, el autor prefería hacerlo de pie en su dormitorio.
Así que ya sabes, si visitas el museo, presta especial atención a la habitación principal. Quién sabe qué famosa novela fue concebida entre sus paredes.
El pueblo de pescadores Cojímar
Pilar, como se llamaba el barco de Hemingway, se encontraba regularmente atracado en el puerto de este singular pueblo pesquero. Si lo visitas, acércate al restaurante La Terraza, se dice que allí disfrutaba de toda clase de pescados y mariscos frescos.
¿Otro consejo? Tómate una fotografía con el busto del escritor que encontrarás en el pueblo.
Marina Hemingway
Sin duda, es uno de los lugares que no debes dejar de recorrer debido a sus bonitos canales. Allí se lleva a cabo el Torneo Internacional de Pesca de la Aguja Ernest Hemingway. En sus tres primeras ediciones, el autor fue quien resultó vencedor.
Además, merece una visita el restaurante Papa’s, sitio donde el autor tuvo su primer y único encuentro con el líder cubano Fidel Castro.
Cayo Mégano de Casiguas y Cayo Coco
Durante su estancia en Cuba, Hemingway navegó en numerosas ocasiones hasta Cayo Mégano de Casiguas. Ubicado a unos 100 kilómetros de La Habana, posee una playa de 500 metros y una barrera coralina. La isla Cayo Coco, por su parte, quedó inmortalizada en el libro Islas en el golfo.
¿Has tomado nota de la ruta Hemingway en Cuba? Déjate embargar por la idiosincrasia del lugar y enamórate de la isla como lo hizo el famoso autor norteamericano.