Duomo de Milán y su increíble historia

• por Ana Belén Moreno

El Duomo de Milán es, sin duda, uno de los sitios más emblemáticos de la ciudad del norte de Italia. Es una de las iglesias más grandes del mundo, por lo que su estructura dominante deja boquiabierto a todo aquel que pasa por su lado.

Situada en la Piazza del Duomo, esta gigantesca catedral tardó casi 600 años en construirse y tiene una larga historia tras de sí. Por ello, tu viaje a Milán no será lo mismo si no visitas este glorioso lugar.

Te hemos adelantado que el Duomo de Milán es una de las catedrales católicas más grandes del mundo. Y es que cuenta con 157 metros de longitud y una capacidad para más de 40.000 personas. Aquí conocerás su increíble historia.

Orígenes

El espectacular Duomo de Milán, durante los más de 600 años que lleva en pie, ha pasado por varias transformaciones y reconstrucciones, y ha sido testigo de algunos de los momentos históricos más importantes de Italia. Por ello, se ha convertido en uno de los puntos de referencia más distintivos de Europa.

Muchos arqueólogos creen que el Duomo de Milán está ubicado en un sitio romano sagrado durante siglos antes de la llegada del cristianismo. El primer templo católico que hubo en este lugar fue la Basílica de San Ambrosio, erigida en el siglo V, a la que se le agregó en el año 836 la Basílica de Santa Tecla. Ambos edificios resultaron dañados por un incendio acontecido en 1075.

Por ello, en 1386, el arzobispo de Milán, Antonio da Saluzzo, anunció que se construiría una nueva catedral. La nueva estructura coincidió con la llegada al poder de un nuevo vizconde de Milán, Gian Galeazzo Visconti, que sustituía al antiguo gobernante tiránico Bernabé Visconti. La construcción de la nueva catedral comenzó en 1387.

Diseño y construcción

El arzobispo y el nuevo vizconde tenían la ambición de construir una catedral que hiciera que la gente se maravillara ante la gloria de Dios. Aunque la mayoría de las iglesias y edificios religiosos en Italia tienen un marcado estilo renacentista, la Catedral de Milán es gótica, aunque hay otros estilos presentes en la construcción.

Esto se debe, principalmente, a que Milán, en aquella época, estaba más conectada políticamente con Francia que con Roma, por lo que la nueva catedral fue diseñada en estilo gótico.

Por otro lado, el Duomo de Milán debe su característico mármol blanco de color rosado a Visconti, cuyas grandes ideas para la catedral llevaron a los arquitectos a sustituir la piedra de terracota originalmente prevista por mármol de la cantera de Candoglia. Se excavaron canales en la ciudad para llevar el mármol desde dicha cantera al lugar de construcción.

Visconti estableció un gremio de artesanos llamado la Veneranda Fabbrica del Duomo di Milano, que se encargó de construir la estructura actual. El proyecto atrajo inmediatamente a constructores y artesanos de toda Europa. Muchos historiadores se refieren al estilo gótico de esta época como el gótico internacional.

Milán siempre ha sido una ciudad internacional, un cruce de caminos entre el norte, el sur y el oeste de Europa, y la construcción de su catedral así lo refleja. Cada trabajador aportó la experiencia y los gustos de la parte de Europa de la que provenía. Como resultado, se pueden encontrar estilos procedentes de todo el continente en el diseño del Duomo de Milán.

Finalización de la obra

Debido a su grandiosidad, la catedral estuvo inacabada durante siglos, incluso a día de hoy no está completamente terminada. Fue consagrada en 1418, pero en ese momento solo la nave estaba terminada.

Este retraso se debió a varios factores, como a los cambios políticos, a la falta de dinero, a las diferencias de visión en el diseño, etc. En el siglo XVI, el obispo Borromeo y el arquitecto Pellegrini dieron un empujón a la construcción, a la que se esforzaron en dar un aspecto más renacentista.

Sin embargo, no fue hasta el siglo XIX cuando la catedral llegó a la fase final de su construcción. El 20 de mayo de 1805, Napoleón Bonaparte, a punto de ser coronado rey de Italia, ordenó a Pellicani terminar la fachada. Pellicani añadió algunos detalles neogóticos a las ventanas superiores.

Como agradecimiento, se colocó una estatua de Napoleón en una de las agujas. En los años siguientes, se construyeron la mayoría de los arcos y agujas que faltaban. También se terminaron las estatuas de la pared sur y se sustituyeron las vidrieras antiguas.

Los últimos detalles de la catedral se terminaron en el siglo XX. La última puerta se inauguró el 6 de enero de 1965, por lo que esta fecha marca el final de un largo proceso que se desarrolló durante generaciones. No obstante, a día de hoy aún quedan algunos bloques sin tallar.

Ahora que ya conoces la historia del gran Duomo de Milán, no olvides visitarlo si algunas vez pasas por la ciudad italiana.