La ciudad de Ginebra se ubica en el suroeste de Suiza, a orillas del lago Léman y con vistas a los Alpes. Famosa por ser sede de la ONU, es también sede de famosas marcas de fabricación de relojes suizos. ¿Te ha picado la curiosidad?
En Ginebra, el idioma oficial es el francés. Sin embargo, la mayoría de la población domina dos, tres o, incluso, más idiomas. El alemán y el inglés se encuentran, por detrás del francés, entre los más hablados. La segunda ciudad más poblada de Suiza se presenta como un centro urbano cosmopolita, con muchísimo para ofrecer al turista.
Los principales puntos de interés de Ginebra
Sedes de instituciones internacionales, museos y un casco histórico encantador son algunos de los grandes atractivos de la ciudad. Eso sí, ten en cuenta que Ginebra se encuentra entre las 10 ciudades más caras del mundo, con lo cual ¡deberás cuidar tu presupuesto!
Pero dejemos las preocupaciones para más adelante y conozcamos esos sitios que no deberías dejar de visitar en tu paso por Genève, por su nombre en francés.
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Recorre el casco histórico de Ginebra
El casco antiguo engloba la mayor parte de los sitios más destacados de la ciudad. Por ejemplo, aquí encontrarás la Catedral de San Pedro, de la que hablaremos más adelante, y el Colegio Calvin, el más antiguo de la zona, ya que comenzó a funcionar en el siglo XVI.
Acércate a la Place du Bourg-de-Four y disfruta de un platillo suizo o un café en alguno de sus múltiples restaurantes y confiterías. Sobre la misma, se encuentra el Museo de Arte e Historia, uno de los museos más grandes de Suiza, dueño de una colección de más de 650 obras de bellas artes y arqueología.
Antes de abandonar el casco antiguo, busca la Maison Tavel, la casa más antigua de la ciudad, que llama la atención por su estilo medieval. En su interior, funciona un museo sobre el desarrollo de la ciudad, con objetos de época y una maqueta de Ginebra en el año 1850.
Ingresa a la Catedral de San Pedro
La catedral es uno de los edificios emblemáticos de Ginebra y, por eso, se merece un apartado especial. Construida en el siglo XII, destaca por su pórtico de estilo neoclásico que contrasta con los estilos gótico y románico detectables en parte del edificio. Si bien en un principio funcionaba como iglesia apostólica romana, terminó siendo adoptada como iglesia madre de Juan Calvino. (cozumelparks.com)
En su interior, encontrarás una antigua silla de madera que ha pasado a la historia por haber sido utilizada por Calvino. Por otra parte, presta atención a los capiteles y los vitreaux del siglo XIV, además de los restos sobre los que fue edificada la catedral de San Pedro y que pueden observarse en el subsuelo. ¿Un consejo? Anímate a subir los casi 160 escalones de su torre para tener una de las mejores vistas panorámicas de la ciudad.
El Palacio de las Naciones Unidas, una visita ineludible
El Palais des Nations alberga la sede de la ONU. Este edificio se ubica en el Parque Ariana, justo frente a la Plaza de las Naciones. Se trata de una construcción de enormes dimensiones coronada por la maravillosa cúpula diseñada por el artista español Miquel Barceló. Puedes visitarla reservando tu entrada con antelación en su página oficial.
Frente al palacio, tendrás la posibilidad de contemplar otro símbolo de Ginebra: la escultura Broken Chair. Esta gigantesca silla de 12 metros de altura es obra de Daniel Berset y se creó con el fin de concientizar a la sociedad sobre la necesidad de rechazar las minas y las bombas racimo.
Sumérgete en el encanto del barrio de Carouge
A tan solo 10 minutos en tranvía del casco antiguo, se ubica uno de los barrios más bonitos de Ginebra: Carouge, también conocido como «el barrio italiano». En el pasado, era una ciudad independiente perteneciente a la Casa de Saboya.
En la actualidad, es un barrio bohemio con cientos de pequeños cafés y restaurantes, estudios de arte y tiendas de moda. Sin lugar a dudas, es el sitio ideal para probar la gastronomía de la región. Si estás en Ginebra un miércoles, date una vuelta por la Place du Marché y descubre verduras y frutas frescas, además de otros productos locales.
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Pasea por el lago Léman
Más allá de la belleza arquitectónica de Ginebra, la ciudad destaca por su maravilloso emplazamiento natural a orillas del mayor lago de los Alpes. Relájate recorriendo el paseo del lago a pie, tomando fotografías y contemplando la fuente Jet d’Eau, que propulsa un chorro de agua de 147 metros hacia el cielo. Por la noche, las luces hacen que este espectáculo sea mágico.
Durante gran parte del año, es posible navegar el lago y disfrutar de la fuente mucho más cerca. Asimismo, durante el verano hay zonas habilitadas para el baño. ¡No olvides tu bañador!
Sobre el lago, encontrarás el Jardín Inglés, uno de los espacios verdes más famosos de la ciudad. Dentro del mismo, está el Horloge Fleurie, o «reloj de las flores», un reloj de cinco metros de diámetro hecho con flores y plantas en homenaje a la industria relojera local.
Contempla el Muro de la Reforma en el Parc des Bastions de Ginebra
A principios del siglo XX, se construyó un muro en medio del Parc des Bastions en honor a los hombres que crearon y difundieron el protestantismo, como Calvino, Farel y John Know. El mismo recibió el nombre de «Muro de la Reforma» o «Muro de los Reformadores».
Ahora bien, tras visitar el muro, puedes preparar un pícnic en el parque, bajo sus múltiples árboles, o animarte a desafiar a otro transeúnte a una partida de ajedrez en los grandes tableros ubicados allí.
Sorpréndete en el Museo Swatch
Suiza es famosa por sus relojes. Por eso, no deberías irte de Ginebra sin aprender sobre la producción de relojes. Esto puedes hacerlo en el pequeño museo ubicado en el Pont de la Machine. Allí, podrás contemplar los diferentes modelos elaborados por la marca Swatch a lo largo de los años.
Estas son algunas de las principales actividades que puedes hacer en tu viaje a Ginebra. Asimismo, podrías asistir a un concierto en el Victoria Hall, visitar el Salón Internacional del Automóvil de Ginebra, o el CERN, el laboratorio de investigación de partículas más grande del mundo. Y, por supuesto, no olvides probar el chocolate antes de partir.
