Seguramente, al pensar en viajar a Perú, lo primero que se te ocurra sea visitar las impresionantes ruinas de Machu Picchu. Sin lugar a dudas, ¡deberías hacerlo!, pero también te aconsejamos no dejar pasar la oportunidad de acercarte a Cuzco.
La capital del país, denominada Cusco por los locales, es una ciudad vibrante y repleta de historia que bien merece la pena recorrer con pausa y sin prisas. Si eres un amante de la historia, te enamorarás de «Qosqo». ¿Sabías que ese es el nombre que recibe en lengua indígena? Significa «ombligo del mundo» y te da una idea de la importancia que ha tenido la ciudad en el país.
¿Qué deberías ver y hacer en Cuzco?
Como ya te adelantamos, Cuzco es una ciudad histórica y, como tal, tiene una enorme variedad de monumentos capaces de conquistar a los turistas más exigentes. Quienes la han visitado sostienen que es una de las ciudades más bonitas de toda América Latina. Asimismo, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco debido a su importancia histórica. Estamos seguros de que no te defraudará.
Ubicada a orillas de la famosa (y larga) cordillera de los Andes, la antigua capital del Imperio Inca te espera para deslumbrarte con sus ruinas que se entremezclan con construcciones de arquitectura colonial, recuerdo de aquellos años en los que se encontraba bajo dominio español. Templos, plazas, mercados, yacimientos y mucho más te darán la bienvenida.
El centro histórico y la plaza de Armas
El primer sitio al que deberías dirigirte al llegar a Cuzco es a su centro histórico. El corazón del mismo es la preciosa plaza de Armas, construida varios siglos atrás sobre un pantano por los incas. La misma funcionaba en el pasado como centro de administración del imperio y, por lo tanto, estaba rodeada por templos y palacios. No obstante, no será esto lo que verás en la actualidad. Durante la época colonial española, se edificaron iglesias y otras construcciones sobre las ruinas incas.
Muchas de estas edificaciones están ocupadas por agencias de viajes, tiendas que venden souvenirs y artesanías, y confiterías para beber un rico café. Date una vuelta por la zona e ingresa en la catedral de la ciudad, que destaca con su mezcla de estilos gótico y barroco.
En realidad, la catedral está compuesta por tres edificaciones que datan de diferentes épocas, de ahí sus diferentes estilos arquitectónicos: la iglesia lateral de El Triunfo (1536), el templo central de la Basílica Catedral (1560) y, por último, la iglesia lateral de la Sagrada Familia, adicionada en 1723.
Al lado de la misma, se alza la iglesia de la Compañía de Jesús, de una única nave, con un espectacular altar mayor tallado en cedro y decorado con hojas de oro. No dejes de prestar especial atención, también, a la bonita imagen de la Virgen de la Inmaculada Concepción.
La piedra de los 12 ángulos de Cuzco
Sobre la calle Hatun Rumiyoc, está la famosa piedra de los 12 ángulos, una obra que prueba lo avanzada que era la ingeniería inca, ya que eran capaces de construir gruesos muros con piedras que encajaban perfectamente, sin necesidad de cemento (inexistente en ese momento, claro).
Antes de continuar tu paseo, date una vuelta por la calle Loreto, ubicada solo a pasos de la piedra de los 12 ángulos. Déjate sorprender por el contraste de las construcciones. ¿Puedes adivinar cuáles son incas y cuáles coloniales?
Los yacimientos de Cuzco
Otro de los puntos de interés ineludibles de la capital peruana es el templo construido por los incas en honor al dios Sol. Si bien en la actualidad no puedes contemplarlo en su esplendor, sí podrás ver el Convento de Santo Domingo, edificado encima de las ruinas del templo durante la época española. Igualmente, aún es posible descubrir los enormes bloques de roca que conformaban los muros originales. Cuando los veas, cierra los ojos e imagínalos cubiertos de láminas de oro y reflejando los rayos del sol. Impresionante.
También, puedes hacer una pequeña excursión a Tambomachay, un templo dedicado al culto al agua ubicado a solo 8 kilómetros de Cuzco. Muy cerca de allí está la «fortaleza roja», cuyo nombre real es Pukapukara, ruinas entre las que aún se pueden apreciar algunas estancias de la fortaleza.
Recorre el Barrio de San Blas
Las callejuelas estrechas de adoquines de San Blas te transportarán en el tiempo. Bordeadas por casas antiguas, es el sitio perfecto para empaparte del pasado colonial de la ciudad. Eso sí, prepárate porque son muy empinadas y puede costarte mantener el ritmo mientras vas subiendo por ellas.
El emblema de la zona es la iglesia homónima, que se presenta como la más antigua de Cuzco. Su construcción fue ordenada por el Virrey Francisco Toledo. Destruida por un terremoto en 1650, fue reconstruida con una fachada plateresca. Pero no te dejes engañar por su simpleza: en el interior encontrarás un púlpito tallado en el siglo XVII por Juan Tomás Tuyru Túpac que quita la respiración, además de una gran colección de pinturas.
San Blas es un barrio bohemio, dominado por pintorescos locales, donde puedes degustar la gastronomía peruana y probar un pisco sour. Además, ¡tendrás unas vistas grandiosas de la ciudad!
Visita la fortaleza Sacsayhuamán
Las ruinas de Sacsayhuamán resultan imponentes, aun cuando solo es posible contemplar los antiguos muros. Esta fortaleza se construyó en el siglo XV por expresa decisión de Pachacutec, el noveno gobernante inca de Cuzco.
Las tres plataformas superpuestas que conformaban la fortaleza están en pie y podrás andar por ellas, utilizando las escaleras preparadas a tal fin. Abre bien los ojos, quizás encuentres algún vestigio inca en las paredes.
De compras en el Mercado de San Pedro
El mercado más antiguo de la ciudad es el sitio perfecto para comprar los productos típicos peruanos, como la yuca, la papa andina, el maracuyá, el maíz y el ananá. Por supuesto, hay puestos para degustar los platillos locales y comprar artesanías. ¿Una observación? El constructor del Mercado de San Pedro no fue otro que Gustav Eiffel, diseñador de la Torre Eiffel de París.
¿Te has decidido a viajar a Cuzco en tus próximas vacaciones? Combina tu visita con excursiones a la Montaña de los Siete Colores, cuya altura supera los 5.000 metros, y, por supuesto, al ineludible Machu Picchu.