Trinidad es una de las ciudades coloniales más bonitas de América Latina. Situada a unas cuatro horas en coche de La Habana, esta localidad fascina a los turistas por su vida, color y ambiente caribeño. Acompáñanos en este viaje virtual a Trinidad y descubrirás por qué es uno de los destinos clave de la isla.
En primer lugar, has de saber que en Trinidad se ha llevado a cabo un magnífico trabajo de conservación, lo que hizo que en 1988 fuese declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco. A pesar de tratarse de una localidad muy turística, también ha sabido conservar su esencia tradicional.
Trinidad es una ciudad para conocer sin prisas, sin planes y sin rutas establecidas. Perderse por sus calles es el mejor modo de descubrir sus rincones mágicos. No obstante, existen algunos puntos imprescindibles que no te puedes perder y que conocerás en este recorrido virtual.
Un viaje virtual por Trinidad, Cuba
Plaza Mayor
¿Qué mejor lugar para iniciar este recorrido que la Plaza Mayor de Trinidad, epicentro de la ciudad? La misma comienza a concebirse desde los inicios de esta villa, a raíz de la edificación de la Parroquia Mayor.
No obstante, la estructura definida actual surgió ya en el siglo XIX, cuando comenzaron a disponerse en los alrededores de la plaza las casas que aún hoy se conservan transformadas en museos. En su día pertenecieron a las principales familias de la zona.
La Plaza Mayor de Trinidad destaca por su magnífico colorido en el que imperan tonos amarillos, azules, verdes y rosados. Cuatro amplios jardines rectangulares conforman la estructura central, y un bonito enrejado blanco delimita los espacios de la plaza.
En el centro se erige una escultura de mármol en honor a la musa Terpsícore. Y, además, aún se conservan y se pueden contemplar los bancos, las farolas y las decorativas copas de cerámica que acompañan a la plaza desde sus inicios.
Iglesia de la Santísima Trinidad
La construcción del edificio se extendió prácticamente durante todo el siglo XIX, por lo que en él hay una característica mezcla de estilos. Se trata de un templo de gran envergadura que sufrió grandes embates climáticos (tormentas y huracanes) y saqueos por parte de corsarios y piratas.
En sus inicios, la iglesia no se construyó mirando a la Plaza Mayor, sino de costado. No obstante, a lo largo de sus diversas reconstrucciones y remodelaciones esto cambió.
Museos
Como antes comentamos, las casas que rodean a la Plaza Mayor pasaron de ser las residencias de las principales familias de la zona a convertirse en museos de gran interés para el turista, como el Museo de Arquitectura Colonial, que muestra y explica el desarrollo del trazado urbano de Trinidad.
Por su parte, el Museo de Historia conserva y salvaguarda objetos, documentos y obras pictóricas del pasado de la ciudad. Está ubicado en el Palacio Cantero, que posee una gran belleza y ofrece desde la cima de su torre unas magníficas vistas de Trinidad.
Igual de recomendable es el Museo Romántico, en el Palacio de de los Condes de Casa Brunet. En su interior alberga una valiosa exposición de mobiliario y elementos decorativos pertenecientes a las familias adineradas del siglo XIX.
Un viaje por Trinidad sin rumbo fijo
Una vez visitados los principales puntos turísticos llega la hora de perderse por las empedradas calle del centro histórico, deleitarse con el vibrante color de sus fachadas coloniales y contagiarse del estilo de vida de sus gentes.
Cuando caiga la noche, acércate a la escalinata de la Casa de la Música. El lugar ideal para disfrutar de la mejor música cubana en directo, bailar y probar la típica canchánchara (cóctel a base de aguardiente, limón y miel). Sin duda, cuando conozcas Trinidad, desearás volver.